Bajo la dilatada inmensidad
de este campo abierto, unos chicos juegan,
corren; se creen libres.
No conocen sus límites. No entienden el abismo.
Imaginá la tristeza de sus almas
si se enteraran qué es de esa nada,
imaginá entonces lo magnánimo que es ser yo…
… sobre mí descansa la utopía de cada una de esas almas,
bajo el incandescente resplandor de este vasto campo,
estos chicos nunca se cansan.
No, no conocen sus límites. Sus momentos son en el infinito.
Imaginá la tristeza de nuestras almas
si le fallara a alguno de ellos,
imaginá entonces lo violento que es ser yo,
ser la última vela encendida,
alzándose a cada instante de su propia cera…
… ser la mecha de todas esas voluntades
que buscan el sentido de la vida
a la vuelta de cada esquina.
Entre la trágica y voraz altura de esta cosecha,
el tiempo se detiene,
el centeno crece constantemente…
… un radiante resplandor jamás perece,
sus cuerpos nunca ceden.
Imaginá la tristeza de sus almas si alguna vez me vieran,
imaginá la tristeza de nuestras almas
si alguno se escapara a mi sombra.
Imaginá lo espeluznante que es ser yo,
imaginá lo frustrante que es ser yo.
Imaginá, entonces, lo inspirador que es ser yo…
… ser la tierra que invade este sendero
porque –quizá no lo sepas–
alguna vez,
yo fui un chico cayendo.
éste está muy bueno también. me gusta el ritmo que le da la repetición de la palabra/orden "imaginá". muy bueno.
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