Desde la lejanía, tan sólo intuyéndote,
ya puedo percibir una inquietante belleza en vos,
que me resulta cautivante,
parece enajenarme.
Te vas a ir acercando, lo sé… tomándote tu tiempo,
imperiosamente, inabarcable.
Y no tengo miedo, no…
… todo esto resulta hoy inevitable.
Tal vez te arrojes a un ritmo lento, sensual.
Tal vez quieras que todo acabe rápido,
pero siempre habrá de ser a tu modo… a todo o nada…
… sin dar tregua.
Nada permanece a tu paso. Consumiendo
cada cosa que te toca, ensombreciendo todo lo que se refleja en vos.
Y aún así, con una gracia…
… violenta.
No hay lugar que de refugio… aunque no trato de esconderme…
… Voy a aguantar cada una de tus embestidas,
aunque deshagas hasta mi espíritu.
Y no entiendo qué has venido buscando,
con esa inmensurable energía, en tus revoluciones internas,
cuando en realidad nada parece haber cambiado.
Qué es lo que querés,
inmóvil, etérea, en medio de esta tormenta eléctrica…
… ¿tan solo ver todo caer a tus pies?
Sos impredecible… y es tan excitante.
Es tan desgastante, pero quiero más…
… Hoy has vuelto a encontrarme... voy a clavar
la carne a mis huesos.
Tal vez así no puedas arrancarla…
… va a ser divertido…
… Mientras siento tu presencia cada vez más cerca de mí,
realmente no puedo ni intentar preocuparme.
Las marejadas de viento y borrasca golpean, inciertas y febriles,
despedazan hasta los pensamientos.
Para luego alejarte… mientras yo resisto, entero casi…
… precipitándome hacia el caos,
con las marcas de esta suerte en todo mi ser.
No hay forma de que te detengas… salvo en tu propio desenfado.
Tal vez vos descansás… pero no hay descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario