martes, 29 de noviembre de 2011

(sin título) #13

Los que esperan que pase algo para que algo pase. Y siguen esperando.
Los que están cansados de todo.
Los que se despiertan y no saben qué les pasó la noche anterior.
Los que están atrapados.
Los que se preocupan por todo. Los que ya no se preocupan por nada.
Los que viven escribiendo. Y borrando.
Los que están al lado de algún teléfono que nunca suena.
Los que viven en habitaciones de hotel vacías.
Los que nunca abren las ventanas de sus casas.
Los que no pueden dormir nunca.
Los que piensan demasiado.
Los que dicen nada y hablan mucho.
Los que viven ocupados.
Los que creen que son mejores que yo. Los que probablemente lo sean.
Los que están enfermos.
Los que no pueden aceptar que lo están.
Los que se quejan de todo.
Los que son incapaces de expresar lo que sienten.
Los que no pueden controlarse. Los que quieren controlar todo.
Los que matan. Por lo que sea.
Los que les gusta quemar vivas a otras personas.
Los que duermen en la entrada de la iglesia que está frente a mi casa.
Los que no tienen amigos.
Los que compran libros para conseguir amigos.
Los que la soledad los enloqueció.
Los que enloquecieron por cualquier otra cosa.
Los que no pueden perder. Los que no saben equivocarse.
Los que viven tratando de sacarle ventaja a otro.
Todos ellos lo saben.
Y a todos nos da una sensación rara ver caer la lluvia desde algún punto
lejano, mirando a la gente mojada correr sin sentido. A todos
nos gustaría quizá estar en otro lado además de donde estamos.
A todos nos duele cuando la realidad se nos viene encima.
El tipo que se coge a su vecina. Y después pasa
delante de ella como si fueran extraños.
La piba que está divorciada y con tres hijos. Y ya no puede ser otra cosa.
La maestra jardinera que ya no quiere levantarse para ir al trabajo
porque no soporta a sus propios hijos.
El esposo que no puede decirle a su mujer que ya no la quiere.
Ella que tampoco sabe cómo decirle que su matrimonio fue una serie
de eventos desafortunados. El chico
que ya no quiere ser bueno, inteligente y responsable. Y está cansado de que
esperen siempre algo de él.
La chica que no puede dejar de mirar hacia atrás y lo único que desearía
es haber sido una mejor persona.
El tipo que no se cansa de pegarle a su novia.
La modelo de la publicidad de lencería. Los actores porno.
El hombre que duerme con un arma debajo de la cama.
Las chicas a las que les dejaron la vida en puntos suspensivos.
El loco que se cree que es Jesucristo.
La mujer de un pedófilo.
El tipo que vive pensando que se va a convertir en una cucaracha.
La chica que no puede salir de su propia histeria.
Los puestos de flores que están abiertos a las tres de la mañana.
El empleado del kiosco que trabaja quince horas por día.
A todos nos gusta creer que somos especiales. A todos alguna vez se nos dio
por esperar hasta que saliera el sol, o más tarde aún, a que algo
grandioso sucediera...
... y nada sucedió. A todos nos gusta sentir
una seguridad que es imposible tener.
A todos nos pasa que buscamos una sonrisa.
A todos nos encantaría volver a tener la sensación de que nos sorprenda un beso.
A todos nos vuelve locos ponernos a pensar qué fue lo que hicimos mal.
Cuál fue el mal que hicimos para merecer lo que nos pasa.
Cuándo perdimos de vista todo eso que nos hacía sentir bien.
Esa inagotable comedia de estar vivo.
Los fantasmas de todos los que pasaron a través de nosotros.
Las estrellas muertas, a millones de años luz, que todavía
siguen brillando en nuestro cielo.
La innumerable cantidad de deseos que se consumen en sí mismos. Las mentiras
que nos creemos todos los días. Los pequeños detalles.
Las pequeñas alegrías.
Un cocinero. El portero. Un cura. Un esclavo.
Una puta. Un condenado. La madre. El padre. Un hijo. Un abogado.
Un asesino. Un suicida.
Un violador.
Sí, todos lo saben.
Y a todos se nos cruza un pensamiento sobre la muerte una vez al día.
La posibilidad de otra cosa.
Todos pensamos en lo que realmente amamos cada tanto.
Cómo, a veces, nos fuimos dejando ganar por la rutina, el cansancio, la apatía
y finalmente quedamos tan lejos de eso.
Todo el resto es sexo.
Y son también todas las responsabilidades, los dolores,
las quejas, los pormenores, los elementos, la química, el cinismo, la obviedad.
Y son las millones de miradas que se cruzan en una sola esquina.
¿Qué está pensando toda esa gente?
Quizá quepa la posibilidad de que alguno esté pensando
exactamente lo mismo que yo.
Da miedo.
Y es ¡tan insólito!, fascinante, tan sencillo y estúpido y patético, si se quiere,
el hecho de que, sin saberlo, el extraño que me cruzo en la calle y que me mira,
o me esquiva la mirada, y que es imposible saber
la infinita cantidad de cosas que se esconden detrás del blanco
del ojo de un ser humano, esa persona,
quizá de la forma más trivial que se pueda concebir,
ya me modificó de alguna manera, alguna de mis acciones lo modificó a él en el pasado,
o alguna reacción suya va a impactar sobre mi existencia tarde o temprano.
Y yo me pregunto...
... ¿qué estás pensando vos, hermosa? ¿Estás esperando algo que te sorprenda?
¿Qué querés realmente? ¿Te está costando tanto dormir como a mí hoy?
¿Te resultaría más fácil si me tuvieras a tu lado?
¿Sería más fácil para mí?
¿Cómo voy a hacer para sacarte una sonrisa mañana?
¿Pasado mañana? Y, ¿al día que sigue? ¿Cómo voy a robarte ese beso esta noche?
Ese beso que no me querés dar de entre todos los que me regalás.
Ese que me obsesiona.
Pero, por sobre todo eso, y todo lo demás también,
hay algo que simplemente no me puedo sacar de la cabeza, mientras sigo
prendiendo cigarrillos para ganarle la palma al sueño,
caprichoso, como un chico. Y yo realmente quisiera saber…
… en qué carajo piensa un ciego para masturbarse.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Mientras pienso en no pensarte

Tu risa asmática,
suelta
pero medida,
controlada...
... que me prende fuego hasta los huesos
y me hace cosquillas
y quiero jugar
y te deseo
tanto.

Tu mirada cansada,
intensa,
como una ventana
a un océano en el medio de una tormenta eléctrica
que esconde en su horizonte
una alborada de
mil soles.

Tu voz amable y temblorosa,
etérea,
casi nerviosa,
pero resuelta…
… es un péndulo sobre mi corazón.
Y ese corazón
tuyo,
sincero,
infantil
aunque desconfiado
por momentos…
… intuitivo;
tratando de no perderse
ni una milésima de un segundo
entre un latido y otro.

Tu cuerpo
arrojando al aire pinceladas con cada
vaivén de tus caderas,
dibujando fantasías a cada paso,
dándole cuerda al universo.

Tu perfume a chicle
y sexo.

Tu alma transparente
e inhabitada.
La gracia torpe, tierna,
de tus brazos
y tus piernas…
… Esa delicada torpeza
y todos tus sentidos, toda tu piel,
abriéndose al viento,
brindándose enteros a la vida
como una flor.

Todas tus faltas,
salvadas.

Tu humildad.
Ese carácter tuyo
que disimula con sutileza
tus miedos.

Tus pequeños enojos.
Tu eterna necedad para debatir lo que sea.
La más mínima de tus muecas,
voy estudiándolas todas…
… para saber lo que querés antes que
tengas que decirlo.

Tus innumerables humores.
Tus manos temblando.
Tu llanto.

Tu ausencia
que me llena de
nada.

Mientras trato de escribir algo que
te desborde,
te estremezca…
… con palabras elocuentes,
graves
y majestuosas.
Intuir, con estos dedos porfiados
sobre este piano viejo,
desafinado,
la más sublime, exquisita de las melodías
que me recuerde a tu nombre,
tu precioso nombre;
descubrir alguna verdad irrefutable,
alguna expresión
que sea simplemente,
objetivamente
maravillosa,
pura,
perfecta;
renunciando a cualquier otra superstición…
… no puedo

pensar más que en pensarte
hasta volver a tenerte cerca.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Nude - Radiohead

Preciosa canción.

No te hagas grandes ideas...
... éstas no... van a suceder.
Vos te pintás de blanco
y llenás los vacíos con ruido pero
siempre habrá algo... faltando.
Y justo cuando lo encontraste,
se desvanece.
Justo cuando lo sentís...
... en realidad no.
Se ha ido para siempre.

Ella se para frente a vos desnuda
y te lleva hacia la cama.
No vayas. Luego solo vas a querer
volver otra vez.
Entonces no te hagas grandes ideas...
... éstas no... van a suceder.
Y te vas a ir al infierno
por lo que tu
retorcida cabeza está pensando...

Escalera al cielo

Traducción de la canción titulada "Stairway to heaven".
Robert Plant / Jimmy Page.

Hay una chica que cree estar segura
que todo lo que brilla es oro
y ahora está comprando una escalera... al cielo.
Y cuando llegue ahí, ella sabe
que si todas las tiendas están cerradas...
... con una palabra ella puede conseguir
lo que quiere.

Hay un letrero en la pared
pero ella quiere estar segura porque,
como sabés, a veces las palabras tienen
doble sentido.
Y en un árbol, a un costado del río,
hay un pájaro cantor;
a veces...
... todos nuestros pensamientos están errados.

Hay una sensación que me atraviesa
cada vez que miro al oeste
y mi espíritu está gritando por escaparse.
Y en mis sueños he visto
anillos de humo a través de los árboles
y las voces de aquellos que están
contemplando.

Y se dice que pronto, si todos
entonamos la melodía…
… el flautista nos guiará hacia la sabiduría.
Y un nuevo día vendrá
para aquellos que han persistido
y en los bosques resonarán... las risas.

Y esto hace que me pregunte.

Si hay algo que aturde tu cabeza,
no te asustes...
... es simplemente una brisa que
se lleva las hojas secas.
Y sí, hay dos caminos que podés tomar,
pero a la larga,
siempre estás a tiempo de cambiar el rumbo.

Tu cabeza está zumbando y no cesará,
por si acaso no lo sabés...
... el flautista te llama para que te unas a él.
Querida, ¿no escuchás el viento soplar?
Y, ¿no lo sabés?,
tu escalera está en ese viento susurrante.

Y mientras nos vamos adentrando.
Nuestras sombras más grandes que nuestras almas.
Ahí va una chica que todos conocemos
que desprende luz blanca y quiere mostrarnos
cómo todo se convierte en oro.
Y si realmente prestás atención
esa melodía llegará a vos finalmente...
... cuando todos seamos uno y uno sea todo.
Ser una roca y no rodar.


66 consejos rápidos

Despiértese de buen humor.
Haga un poco de fiaca.
Aséese.
Estar de buen humor no quiere decir
     sonreír todo el tiempo
     como un imbécil.
A las personas, en general, no les cae bien eso.
Piense en las cosas que realmente le importan.
No las olvide.
Haga una lista, si eso ayuda.
No pierda esa lista.
No se pierda a usted mismo.
No se angustie por cosas que no lo ameritan.
Casi nada en la vida amerita angustiarse. Todo pasa.
No discuta.
Exprésese bien. Sea claro.
Sin tantos detalles.
No querrá que todo el mundo piense que está loco.
Sólo está loco quien no comete locuras.
Confíe en las personas.
Tampoco tanto, no sea ingenuo.
Haga algo por alguien.
Asegúrese de hacerlo por alguien que se muestre agradecido.
No pase facturas. Usted lo hizo "desinteresadamente".
Crea en algo.
Algunas creencias pueden arruinar su vida social y/o financiera.
Empiece a pensar en hacer un seminario sobre cómo tomar
     buenas decisiones.
Probablemente le pidan plata.
Si finalmente se inscribió al seminario, ya empezó mal.
Preocúpese por su aspecto físico.
Haga ejercicio.
Elongue.
No contamine. No se contamine.
La música es la expresión del alma.
No se haga el intelectual sólo porque escucha música
     alternativa al circuito comercial.
No diga que nunca escuchó o escuchará cumbia o reggaeton.
     Ya estamos grandes.
¡Lea un poco, por dios!
Los horóscopos y los libros de
     auto-ayuda no son literatura.
No se engañe.
Tampoco las historietas. Otra vez, ya estamos grandes.
Cultive su interior.
No estamos hablando de drogas.
No se disperse.
No está mal, de todas maneras, probar alguna
     aunque sea una vez en la vida.
Una vez, no sea pelotudo.
Manténgase pendiente de las personas
     que le importan y lo rodean.
No se acostumbre a depender de ellos.
No sea pesado. Todos tenemos problemas.
Comuníquese con las personas.
Los mensajes de texto no son una forma
     "práctica" de comunicación.
Desarrolle algún talento.
Aprenda.
Enseñe.
Sea creativo.
Sea mesurado. No publique
     cada pelotudez que se le ocurra.
Cómprese algo que le guste.
No pague de más.
Sí pague sus deudas.
Quiérase.
No sea paranoico. El mundo no gira alrededor suyo.
Tenga sexo regularmente. Con la misma persona.
      O no. Lo que lo haga feliz.
Mastúrbese regularmente.
Esfuércese por complacer al otro.
Complázcase a usted mismo.
Viaje. Aunque sea en colectivo.
Socialice. ¡Salga de su casa!
Valore el respeto.
No sea condescendiente.
Duerma bien.
En una cama de ser posible.
En la suya, sería lo más conveniente.
Acompañado, sería lo ideal.
No esté ciento por ciento seguro de nada. Seguro.
No se haga de enemigos.
Finalmente, sólo acabará pareciéndose a ellos.
Sea feliz.
Inténtelo por lo menos. Con optimismo y honestamente.
Nada es imposible. Todo es probable.
Beba.
En grandes cantidades.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Queyri

“Pintar como los pintores del renacimiento me llevó unos años; pintar
como los niños me llevó toda la vida.” –  Pablo Picasso.

Dicen que la luna es de queso;
el sol se me parece a una manzana acaramelada.
Tu corazón es una roca
y yo, una gota de agua.

El cielo siempre está pintado
de los colores que yo más quiero.
Verde como tus ojos
y negro, cerca de tu pecho.

Los árboles son violetas
en el jardín donde yo he crecido.
Tu corazón es una hoja seca
y yo, una mañana
gris de rocío.

Los trenes siempre van y vienen
a infinidad de distancias que yo no conozco.
Soy esa brisa que susurra,
suave, dentro de tu corazón sórdido.

Los gatos no saben temerle
al tiempo ni al frío.
Soy nada más que un piano viejo
y tu corazón, un martillo.

Dicen que la vida es un regalo
y la muerte… un deseo.
Soy un cuarto de hotel vacío
y tu corazón se ha roto
en el espejo.

La lluvia moja tu pelo
y tu boca parece una flor insinuando.
Tu corazón es un vestido
y yo quiero ver qué hay debajo.

El calor se tiende sobre el pasto
y yo ya no quiero ir mucho más lejos.
Tu corazón es una coma
y yo, el silencio.

No me gusta la oscuridad,
las obligaciones o las aguas muy hondas.
Me gustan las flores blancas y amarillas
que crecen cerca de esas losas.

Y sé que no esperás nada...
... y, de todas formas, yo no podría darte todo;
pero tu corazón me hace tontadas
cuando te miro a los ojos.

Y aunque nunca vas desvelarlo...
... de todas formas, yo no vine a robarlo.
Porque aunque creyéramos en todo lo que dicen,
no hay forma de que eso sirva de algo.

sábado, 30 de julio de 2011

Alicia (parte 2)

Ahora que Alicia ha caído de este sueño
y ambos pudimos advertir todo
desvanecerse en este mismo y preciso instante.
Vi, a lo lejos, batiéndose a duelo, por sus azules ojos,
a un león, un unicornio y un caballero.
Todos perdieron
y eso pareció decepcionarle.
Y hoy se siente traicionada
para su propia conveniencia, claro…
… si un día sabe quererme
y al otro odiarme
con las mismas ganas…
… a ciegas.

Alicia piensa que este mundo
vive y respira dentro de ella.
Pero se vuelve en su contra en cuanto sus ojos
se abren o cierran. Verás…
… todas las rosas de tu jardín,
siempre que vuelvas tu mirada, estarán de negro.
Es realmente penoso
ver lo que te aqueja este capricho
que no es más que la ley de tu
más oscuro deseo.

Y ¡qué importa!, querida,
si estás loca.
Tal vez esto me encanta.
Pero no le quedan trucos a mi corazón o a mi sombrero
y no estoy de humor
para adivinanzas.

No quiero verte hoy
mientras que vos sólo prometés ayer o mañana.
Y me enseñas las cicatrices que surcan tu alma, mucho antes
que algo pueda tocarla.
Entonces,
cuando haya abandonado
el dolor tu piel,
estarás preparada para lo que debió suceder.
Y aún así te tomás todas las libertades
Y omitís todas las señales,
sólo para ir hacia lo que desea tu boca…
… Porque no se puede llorar
mientras estás haciendo otras cosas.

Alicia dice que
sabe bien divertirse sola,
aunque siempre esté buscando alguien con quien jugar.
Y no se da cuenta
que no es más que una niñita,
aburrida y tonta,
pero ¿quién soy yo?, para señalar
de todas formas… Deberías,
¿sabés?,
aprender a leerme
como si estuvieras mirando un espejo.
Incluso así no podrías
entender mis pensamientos.

Ella trata de decirme
que no es su culpa, si no que es mía… o, en todo caso,
simplemente fueron algunas muchas
desafortunadas confusiones
que han aparecido de repente en este bosque
donde todo y nada quieto permanece
pero el hecho es que simplemente
ella ha olvidado mi nombre…
… y cree que soy un cordero
perdido en su mundo.
Y en vano intenta darme otro nuevo nombre
si no recuerda ni el suyo.

Alicia quiere separarse
y yo ya no sé cuánto más podemos
el uno sobre el otro
caer abiertos.
Será cuestión de encontrar
algún otro lugar
donde se detenga el tiempo…
… si hemos
tenido mucho,
o simplemente lo que pudimos;
creo que ambos tuvimos más de lo que nunca nos hizo falta.
Yo siempre tuve lo mejor de mi para darle,
y ella tuvo demasiados hombres
que pensaron que no tenían nada.

Entonces, has guardado ya
todos tus adornos,
ese hermoso vestido blanco,
pero no hay razón para no quedarme a las celebraciones
-o angustia que lo amerite-,
si es que eso acaso te importara.
Sabés bien,
una niña no habla
si es que nadie le ha preguntado nada.
¡Un banquete en el castillo!
Para la reina sola, que no quiere
estar más sola… si todo sale según su plan.
Otra de las tantas promesas que
está dispuesta a olvidar.

Alicia quiere separarse
y yo ya no sé qué es lo que de verdad quiero.
Puedo todavía regalarle un beso,
todos mis incondicionales
y, si la hace feliz, mi sombrero.
“Tal vez tengamos más suerte –me dice–
en otra vida,
en otro mundo”…
… en otro sueño.
Nos deseo suerte entonces
y tal vez me haya vuelto loco yo también
pero sólo puedo creer en lo que
con mis manos veo.

jueves, 2 de junio de 2011

El beso

Acercate y descansá tu sombra junto a la mía, dejá...
... caer tu cabeza sobre mi pecho.
Quiero escuchar cada uno de tus latidos
mientras voy clavando mis...
... uñas en tu cuello.

Una suave brisa está  
estremeciendo tu cuerpo y no...
 ... puedo imaginar un instante más perfecto.
Voy a desgarrar, uno a uno, tus sentidos.
Tal vez así, ya no vicien tu 
sueño esos miedos.

Y no pierdas tu tiempo con fatalidades,
no contengas tu aliento por… tristes premoniciones.
Tu niño estará a salvo conmigo
una vez que selle tus ojos para siempre
con este beso.

Tengo todos los caminos tatuados bajo mi piel
y en el blanco de tus ojos
lo vi todo suceder...
… Conozco unos cuantos trucos más
pero a esta altura ya no tiene sentido
adivinar.

El cielo está nublado y, a la sombra de este árbol,
dejame cantarte una canción.
Hoy mis ojos se han vuelto grises, querida,
para que puedas ver asi, en ellos…
… tu horrible reflejo.

Entonces,
no pierdas tiempo, no…
… no contengas tu aliento por esas fatalidades.
Tu niño estará a salvo conmigo
una vez que selle tus ojos
con este beso.

Todos los caminos están tatuados bajo mi piel
y en la punta de tus labios 
hierve mi sangre.
Y cuando intuyas que ya no puedo
guardarte ningún secreto... 
... verás,
nada es tan simple.

Acercate y descansá tu sombra junto a la mía,
dejame acariciar tu pelo.
Quiero escuchar cada uno de tus latidos
mientras voy clavando mis uñas
en tu precioso cuello.

lunes, 23 de mayo de 2011

Al niño que se ahogó

Deberías saber,
niño…
… tu madre
está mal de la cabeza;
pero casi desde que tengo tu edad
que estoy enamorado de ella.
Y tal vez todavía creas
que algunas cosas debieran ser más simples.
Y yo también quisiera,
en verdad.
Pero tarde o temprano lo entenderás...
... que el mundo entero está desquiciado,
paranoico
y la gente está más rara cada día.
Entonces,
cuando crezcas, sinceramente espero
que sus pobres rencores y tristezas
no acaben por segarte.
Y te des cuenta sin terror que esas heridas
se las hizo nada más que ella misma.

Tu madre está mal de la cabeza
y no es su culpa en verdad…
… tampoco es mía para tener que entenderla.
La mía estaba algo loca también
y no me fue tan mal,
¿sabés?
Yo quise salvarla a ella para salvarte a vos
para salvar también al niño
que alguna vez fui yo.
Pero ninguno de los tres tuvo suerte,
lamento decírtelo…
… nadie quiere ser salvado acá
y este niño ya se ahogó.

Tu madre está mal de la cabeza.
Y durante casi tanto tiempo como tu edad
he estado enamorado de ella.
El tiempo pasó y nada cambió demasiado en nuestras vidas. 
Yo aún creo en su belleza más que
en cualquier otra cosa
y ella todavía se odia a ella misma.

Niño… tu madre
está mal de la cabeza.
Lo deberías saber.
Y seguramente… yo también.

lunes, 9 de mayo de 2011

La risa velada de las mujeres

Ellas se pasan la vida tratando de entender
qué es lo que nosotros pretendemos de ellas.
Se pintan.
Bailan.
Esconden sus angustias atrás de máscaras de porcelana,
seducen a sus miedos con las curvas que dibujan sus vestidos.
Y nos gusta imaginar que lo hacen para nosotros.

Al ver a una mujer llorar,
con el alma a flor de piel,
desarmada,
excedida, fuera de sí…
… uno puede saber que ya
no va a volver a ser el mismo que era antes de ese momento.

Les decimos que las queremos
para poder tratarlas mal.
Las hacemos sentir que están gordas,
que son viejas,
tontas
o demasiado sociables.
Les decimos que están locas
cuando ya no queremos entenderlas.
Les pegamos,
para descalificarlas,
por miedo a que nos dejen…
… les hacemos creer que nos pertenecen.
Y, en realidad,
no hay nada que hacer sin ellas.

Ellas quieren nada más que un cumplido,
sentirse queridas…
... una sonrisa, quizás.
Pero lo que más quieren es sentirse arrebatadas por eso…
… quieren un beso,
pero no desde los labios.
Quieren sentir el tacto, la respiración y el movimiento
haciéndole cosquillas en los huesos.
No somos tan diferentes.

Ellas quieren las mismas cosas que nosotros…
… que algo tenga sentido en esta vida.
Quieren olvidarse que viven presas de su propia piel,
quieren que a su alma le crezcan alas;
quieren jugar y estallar en colores de adentro hacia fuera.
No, no somos tan diferentes.

Y nosotros no podemos apartarnos de lo evidente del hecho
de que, hasta el último de nuestros días,
vamos a vivir atrapados en el corazón de alguna de ellas,
tratando de penetrar
y desentrañar ese laberinto de secretos,
incansables,
necios,
buscando la salida, queriendo
sin querer...
... y es inútil.

Ella se pintan.
Bailan.
Esconden sus miedos…
… y seducen.
Y nos gusta imaginar que lo hacen para nosotros.

La risa velada de las mujeres.
Esa mueca genuina,
espléndida,
sensual,
libre de inhibiciones y prejuicios.

Al ver a una mujer reír,
con el alma a flor de piel,
loca,
radiante,
tierna, divertida…
… uno puede saber, con seguridad,
más que en cualquier otro momento, que está vivo
y no necesita saber ninguna otra cosa
nunca más.

lunes, 25 de abril de 2011

(sin título) #8

Siento este ardor una vez más en todo mi ser.
Lo vi todo venir,
pude intuirlo
con una gloriosa calma.
Y voy a dejar que el veneno drene a través de mí…
… tal vez así,
consiga devorar toda esa oscuridad que te abraza.
Voy a besar, al fin, cada una de tus cicatrices
para recordarte que estamos vivos
y seguimos de pie.
Este estriado corazón puede resistir
ante cualquier cosa
pero no a esa boca, no…
… a esos ojos, no.

Mi mente y mis huesos han ido más allá de lo imaginable
y simplemente no pudimos
pasar de largo… vos y yo, el uno del otro.
Tal vez me duela más a mí que a vos,
¿sentís?
Soy el cáncer…
… soy el cáncer en el aguijón del escorpión.

Quiero quedarme en este preciso instante…
… aunque nos duela,
verás, se sentirá bien al fin.
No podríamos, en cualquier momento o situación,
pasar de largo… vos y yo, el uno del otro.
Soy el cáncer…

… Va a dolerme más a mí que a vos.
Esto va a dolerme más a mí que a vos.
Soy el cáncer…
… soy el cáncer en el aguijón del escorpión.

martes, 22 de marzo de 2011

Conversación sobre nada en particular


– Si tuviera que recordarte de alguna forma… en mi cabeza… 
... sería bailando desnuda… ¡ja, ja!
– Mmm… Estoy acá, no tenés que imaginarme.
– Pero te vas a ir...
– Y voy a volver... por ahí...
– ... ¡Ja ja! Ahora te venís a hacer la importante.
– ¡Ja ja! ¡Si, seguro!
– Fenómeno, pero entre que te vas y volvés hay un espacio de tiempo 
remarcablemente considerable.
– ¡Ni siquiera es un día entero! ¡Son horas apenas!
– Bueno, el tiempo es algo muy relativo.
– ¡Ja ja! Además... yo no sé bailar.
– Pero en mi cabeza sí.
– A ver... y ¿qué bailo entonces?
– No sé... dejámelo pensar... se me ocurre, por ejemplo, 
alguna canción barroca, 
de Mozart quizás... 
... pero como si fuera un vals. No sé si Mozart escribió algún vals.
– Bueno, si escribís una canción así, yo aprendo a bailarla.
– ¡Ja ja! No sé... me gusta como fantasía. 
Además, me parece que es más probable 
que vos aprendas a bailarla.
– ¿Una fantasía? 
¿Eso quiere decir que te vas a masturbar conmigo cuando me vaya?
– Bueno, tengo derecho, ¿no?
– ¡Sos un asco!
– ¡Ja ja! Claro, como si fuera la primera vez que lo escuchas.
– Bueno, me tengo que ir.
– Un poquito más quedate, mi amor. ¿Querés?
– No, nabo, tengo que trabajar.
– Está bien. 
Ella se viste, le da un beso y se va.
El se queda un rato largo mirando fijamente hacia el techo.
Con las manos detrás de la cabeza. Estirado a lo largo de la cama.
No se viste. Prende un cigarrillo y se sienta en el piano.
Cierra los ojos y empieza a tocar.
Agarra una hoja pentagramada y escribe… y tacha…
… y vuelve a escribir.

Alicia

Alicia tropezó una vez, pequeña, entre mis dedos... caprichosa, distraída. Como quien busca tropezar. desde la apatía de un rincón donde sólo existen los números y las certezas, siempre es siempre no... no hay sueños dentro de sueños y la razón nunca enferma de deseo. Y este día que la encuentra somnolienta, Alicia ha encontrado una puerta, ha roto un espejo; quiere regalarme una sonrisa, aunque sabe, tal vez no deba. Y yo podría quizás esta vez prestarle mi sombrero, pero mi corazón no es ni más joven ni más bueno de acá a esta parte... porque sé tan bien lo simple que es para mí sorprenderla; casi tan simple como desnudar en un instante su frágil temperamento. Y guardo siempre en mi pecho todos los juegos, adivinanzas y esquemas que sabían entretenerla... aunque no recuerdo bien donde dejé los planos, las reglas o las respuestas. // Y aunque el tiempo se empecine en dejarnos detenidos en este momento, mientras seguimos dando vueltas, histéricos, resbalando… de lugar en lugar, entre roles y máscaras... en este pequeño paréntesis donde se nos quedó un pedazo del alma, donde acaricio la gracia de tenerla nunca y siempre. Tal vez hoy se pregunte quién sueña a quién, su cabecita. Y, es que, a este punto, ¿acaso eso importa, querida Alicia? Si ha sido hace mucho tiempo o apenas recordamos que algo ha sido. Las horas marchitas, enmarañadas, harán brillar hoy sus ojos con esas lágrimas que no quieren ser vertidas, así como un cosquilleo en el cuerpo la encontrará ingeniosa, divertida, con la más simple y tonta de las alegrías. // Sigo siendo un chico, lo sé, en el cuerpo de un hombre. “Un hombre pequeño”, ella diría, con su voz grave. Pequeños miedos, pequeñas tristezas... pero al menos tengo la grandeza para poder sufrirlas, sin reservas. Y puedo sostener su mirada, mientras que Alicia esconde su cabeza entre sus cabellos, porque no puede comprender cómo es que estos ojos tan buenos e inquietos llevan tanto horror dentro. Y tengo mi cuerpo harto cansado, y demasiada sangre... demasiada prisa todavía en los pies, en todos mis extremos. // Alicia ha regresado envuelta en lazos blancos, con una mirada distante y fría como si no recordara lo que es sentir que todo a su alrededor cae hacia arriba... y esa sonrisa traviesa y divertida que me dice que algo despierta en sus labios dejados. Y quiero llevarla a ver el amanecer desde el sol, hacer miel de nuestros cuerpos... mientras ella está pensando algún juego en el que no pueda perder. // Alicia está buscando lo que no sabe querer. // No tengo grandes posesiones ni otras voluntades. Y tal vez esté loco, pero niña... ella más que nadie lo debería entender; solamente soy dueño de un millón de paisajes que nunca conquisté y nada más hago lo que me dicen que no debería hacer. Alicia dice que quiere casarse conmigo y yo solamente quiero invitarla a tomar un té. Así lo dice, así le debo creer. Como quien le cree al sombrerero que el sombrero es de él. Los castillos de naipes ya fueron todos derribados, las cabezas cortadas... los conejos cazados. Ya no hay soldados, ni jardines, ni sorpresas. Todos los caminos que hemos recorrido... los atajos que inventamos para llegar hasta acá y Alicia está un poco más grande, un poco más cansada, más triste... paralizada. Sigue persiguiendo gatos con sonrisas de luna menguante, cosas que aparecen y vuelven a desaparecer. Y ella va y vuelve. Con sus variables y sus constantes. Y es que Alicia siempre verá lo que quiera ver. // Puse todo en su lugar correcto hoy, sólo para darme cuenta, que no existe tal instancia a su lado. Quiere demostrarme con esa malicia meticulosa, de niña caprichosa, que hasta el sol se ha puesto del lado equivocado. Y Alicia dice que quiere casarse conmigo, cuando yo solamente quería invitarla a tomar un té. Acomodo entonces mi sombrero y le digo: “si mi corazón no se equivoca, tal vez, debería correr”. Ella guiña un ojo y me responde: “Vos sabrás lo que tengas que hacer, pero... lo que realmente necesitamos es coger”.

jueves, 17 de marzo de 2011

Los amantes no saben nada

¿Sabés por qué sé que estás pensando en mí?
Porque hoy la noche está quieta,
suspendida...
... como vos,
como yo.
Porque puedo sentir tus ojos en el cielo.
Porque en el aire escucho tu voz murmurar mi nombre.
Porque tu sombra me cala hasta en los huesos.
Porque la luna está prendida fuego.
Porque la tierra ya no me deja dar un paso más.
Porque en realidad soy yo el que te piensa...
... porque yo creo que sé que vos sabés que yo sé
que vos estás pensando en mí.
Y la verdad que ya no tengo la más puta idea.

miércoles, 16 de marzo de 2011

La noche estrellada

Las estrellas se sienten más cerca hoy… si… eso es bueno. La luna, poco a poco, comienza a hacer sentir su presencia. Va haciendo suyo el cielo. Está siempre ahí. Imperturbable. Observando con su ojo acuoso y gris. Las habitaciones de las casas de la aldea destellan todavía y arrojan su luz a esta noche ridícula, fantástica. Sin embargo, todo está calmo y silencioso. La gente dejó las velas encendidas hoy para tratar de lograr un sueño más sosegado y sereno. No le gustan los rumores que trae esta oscuridad. Hace mucho que no llueve. Ya nadie recuerda cuándo fue la última vez. Los árboles están desnudos, desahuciados. Sus ramas se estiran con una profunda tristeza hacia el cielo como en una plegaria. La naturaleza es sabia dicen. Siempre que no se meta con uno. De ser así, entonces está loca. Eso es… ¿bueno? Es una noche tranquila. Se puede escuchar el antiguo lamento de las montañas, el murmullo de la brisa de mar detrás de ellas. Es un sonido hipnótico, anodino. Tal vez a otros los ponga nerviosos. Ya estoy tendido en la cama. Dejé las velas encendidas. Pareciera como que todos sabemos que algo está por pasar, pero todos debemos guardar el secreto. Tratamos de sentirnos preparados. Imposible. Algunos, quizá, todavía recen y hagan ofrendas a su dios salvaje y rencoroso. Todos los dioses son iguales. Las estrellas se sienten más cerca hoy… si… en esta noche estrellada… ¿eso es bueno?

Taller Literario Luna Roja. El cuadro pertenece a Vincent Van Gogh.  

viernes, 4 de marzo de 2011

Balada para un ama de casa desesperada (o Ylla)

Ylla, ¿podés verme?
Ylla... ¿podés sentirme?
Estoy en tus sueños despiertos,
bajo este cielo rojo...
... Tu esposo me quiere matar.
¡Ylla!, ¿vas a animarte aunque sea a llorar?

Tu corazón estalla en fiebre,
tu cuerpo está
tan pálido y frío como la sombra
de esta luna marciana.
Soñás con ojos azules
y manos tiernas,
recuerdos de lo que nunca fue
en cada una de tus grises mañanas...
... Tu esposo me quiere matar.
Ylla, ¿podés oirme?
¡Ylla!, sólo quiero escucharte cantar.

Ylla... la soledad te abraza,
las paredes te tragan.
Con tus ojos en el cielo,
¿oíste los truenos?
Tu esposo me vino a matar...
... me apunta y sonrío.
Ninguno de los va a saber nunca por qué.
¡Ylla!, cantá mi canción.

Una canción que dice nada

Tenés a tu puerta,
perros hambrientos y poco fieles
que están devorando tu entendimiento.
Y mientras tanto,
mujeres pulpo envueltas en pieles
te mienten algún juego.

El mundo gira al revés y yo sigo intentando...
... dar la vuelta en sentido contrario
y llegar primero.

Tenés en tu casa,
una cama que ya no es tu cama
donde duerme lo que era tu cuerpo.
Y en tu cabeza...
... una canción que dice nada
duerme el vacío
de un deseo.

Suelo pensar que no tengo final, y al final...
... siempre se me escapa el tiempo.

Y sólo queremos simplemente ser
y a veces... creo que salgo y te encuentro.
Y comprendé que prefiero
elegir lo que quiero...

... Abrí los ojos que hay
monos rapados vistiendo tu ropa
y una máquina te fabrica demasiado
tiempo libre.
¡Abrí los ojos que estás...
... soñando eras estrella de cine!
Vivías viajando y tenías
demasiado...
... tiempo libre.

Y el futuro, solía ser... impredecible.

jueves, 20 de enero de 2011

Despedida

Este amor que no sabe de imposibles
a menos que todo sea posible…
… que es una melodía sorda y atroz haciéndote cosquillas en el cuello.
Un perfume áspero y sensual que me intoxica los sentidos.
Un jardín en el paraíso… sin serpiente ni manzana,
un accidente esperando suceder,
un ascensor de servicio hacia la nada.
Una sospecha evidente,
una palabra impronunciable,
un impulso premeditado,
una promesa eternamente postergada.
Un día de los enamorados, todos los días,
sin las flores, ni el sexo o las caricias.
Un vestido que ya no te queda...
... una balanza que me marca un kilo menos cada día.
Un chiste que no le hace gracia a nadie
más que a nosotros dos, cuando nos permitimos ser uno.

Este sentir inabarcable que no deja de desearte,
tu deseo torpe de sentirme…
… que se quedan en eso, nada más.

Este amor que no lo predice ningún horóscopo
y ni siquiera el infinito puede contenerlo.
Y no hay psicologías que puedan condicionarlo.
y avanza contra todas las opiniones;
que sólo existe en nuestras intuiciones
atravesadas por desencuentros
que se confunden en estas ganas de querer
aprender a querernos.

Este paisaje hoy desierto de sensaciones
por la ventana de un tren que va a ninguna parte.
Este viaje al olvido
que está siempre interrumpido
mientras alguien en el pasillo besa un rosario
a la hora que los santos se confiesan.

Este amor que es todo menos lo que debe ser,
que dice todo lo que no debe decirse
y existe siempre en el lugar y momento exactos donde no debe hacerlo.
Este amor es una locura razonable,
un tango en tres por cuatro,
un suspiro que se nos vive escapando,
un sueño insomne en la madrugada…
… una duda, una corazonada.
Un suspenso tortuoso entre nuestros cuerpos
desbordados por la ansiedad.

Esta espera en el desengaño de una llamada que no quiero contestar.
Esa película que nunca voy a terminar de ver.
Esa canción que te recuerda a mí… aunque nunca lo hayas dicho.
Este nombre que me es ajeno a menos que esté en la punta de tu lengua.
Este vacío desesperante de pasiones ni interrogantes,
estos labios que no saben besarse,
estas miradas que se excitan al esquivarse
y las palabras que no nos dejan
desnudar en silencio 
todos nuestros miedos.

Esta vida en blanco y negro,
y de andar
partidos a la mitad.

Esas cosas que llevan mi nombre en tu corazón
y hoy hiciste tuyas,
es la forma más cobarde de no querer decirme adiós.

Estas ganas de mirarte y no pensar
y volver a mirarte una vez más.
Esas ganas que te arden y te tajan la piel
de decirme que querés que me quede… solamente un rato más…
… es arena entre las manos,
es cansancio,
una lluvia que no moja.
Simplemente humedece los fragmentos de esta historia
que ya a ninguno le interesa contar.

Este miedo a perder el control por completo en el otro,
casi tan fuerte como el miedo
de no poder volver a querer nunca más,
enredados en un juego
que ya ninguno puede ganar.

Este sentir enajenante que no deja de desearte,
ese deseo terco de sentirme…
… quedan en eso, nada más.

Este laberinto en el que los senderos se abren y se dispersan,
y vuelven a estrecharse continuamente.
Uno a uno, los vamos caminando
sabiendo que ya no podremos volver sobre nuestros pasos,
sin buscar una salida,
sin mirar atrás ni hacia delante.

Este amor que me atraviesa, envuelto en espinas,
quiere besarte el alma,
y se desangra antes de tocarte.

Este amor que me pedís a los empujones
y me arrojás de vuelta con violencia,
que me pone de rodillas,
me desarma y vuelve a armar cuando se le da la gana...
... trae consigo esta angustia inapelable
de saber
que este amor está condenado
a quebrarse en ese mismo instante
en el que quiere ser.

domingo, 9 de enero de 2011

Sol de agosto


Hay un océano de sal
con una calma tierna y oscura
que se esconde detrás
de sus ojos.
Y mientras sus dedos hacen las olas
que desenredan su pelo,
tal vez este sol de agosto…
… nos de su fuego.

Y deberías ver la forma,
la pasión con la que enciende
e ilumina a su paso todo
lo que toca.

Mientras sus labios me suspiran
el secreto de su risa,
tal vez esta tormenta…
… traiga una brisa.

Mujer,
¿sentís el movimiento?
Mujer, mujer…
… estamos volando alto.
¿Sentís mi corazón?
A estas alturas… ya no hay suelo.

Algunos dicen que tengo
algo que inspira paz,
pero no saben que estoy hecho de fuego y cenizas.
Algunas cosas vendrán
y otras no volverán.
El tiempo nos va a cambiar… en tantos aspectos.

Y si nunca me abandonás,
yo te prometo esa paz
que hoy tantos dicen que les debo.

Mujer,
a estas alturas... ya no hay cielo.
Mujer, mujer... 
... ¿sentís el movimiento?

sábado, 1 de enero de 2011

Las mujeres y la edad

Años de ansiedad... en los ceniceros...
... pastillas, insomnio... maquillaje
y espero.

Cuando sonrío te digo mi edad
pero eso sólo si...
... vuelvo a sonreírte a vos.
No hacen falta razones.
No quiero ser una condición.
Ni condicional... a nada.

Mañana todo es probable...
... si pensás en levantarte, no más.

Mis entrañas quieren hablar.
El lenguaje ya no
traduce bien lo que siento.
Haríamos lo que fuera para...
... excitarte, liberarte
sin pedirte nada.

Vení sentémonos junto al mar.
- "¿alguna vez quisiste más?". - "sin dudas".
- "no creo que haya algo más..."
... tormentas eléctricas de impulsos e histeria.
Todo es tuyo.
Mi voluntad hacia todo lo demás.

Libros y caballos

Y ahora parece que todo empieza a oler a tu piel.
Justo en el momento en que decidiste... desaparecer.
Y me pregunto qué vas a hacer allá,
qué esperás encontrar...
... hasta dónde creés que podés llegar,
huyendo de vos misma.
Quién va a llenar todas tus horas
y a dormir en tu pecho.
Y qué hago yo con este peso
sobre mi espalda
con todo lo que me perdí por volver a vos.
Cuando para lo único que alguna vez fui bueno... fue para esperarte.
Y parece que no la pasamos bien
todos estos años...
... y yo me pregunto por qué.
Mientras que vos sólo insistís en que fue culpa nuestra.
Y recordé que hoy me enteré,
desde tan lejos,
que ahora te gustan los libros y los caballos.
Y eso me da todo un nuevo marco
para entenderte.
Pero ya no la estoy pasando bien,
después de tantos años,
cuesta reconocer... 
... no, no estoy bien.

Y si pudiera explicarte
que acá a dos cuadras de tu casa, sobre la avenida,
rodeado de gente, un espectáculo en vivo,
no me pasa ni el viento.
Pero frente a tu puerta...
... hace frío y flota esa magia
que presiento
dejaste bajo mi piel.
Y, ¿no entendés?,
hoy por hoy ya nadie intenta hacerte suyo.
Simplemente decidimos compartirte.
Y esto ya no es un hecho aislado, no...
... estamos desesperados.

Y recuerdo 
que un día casi pude ver mi alma
recostada en tus piernas.
Y te rogué que no te movieras. Estabas 
hermosa en tu calma...
... con tus labios de rocío, anunciando la borrasca.
Tus ojos verdes, de olas y arena.
Perfumando la eternidad con ese tacto que envenena.
Pero estoy tranquilo. Ese día
hice con angustia un nudo en mi corazón
para no olvidarte así...
... nunca más.

Y me pregunto que andarás haciendo allá, ahora 
que todo empieza a oler a tu piel...
... justo en el momento en que decidiste
desaparecer.

Amnesia

Soy un libro abierto
-no hay nada entre líneas-.
Soy lo que ves...
... sólo está oculto para mí.
Soy una vena abierta... de par en par.
Tan fácil de temperar como
de envenenar.
Soy un producto de la espontaneidad
-soy amnesia-.
Escupo palabras que
ya me son ajenas.
Creéme hoy...
... mañana es tarde para mí.
Mis pensamientos son como puñaladas.
Tan filosos como breves.
Vivo preso de todos mis deseos
que se ahogan en el agua de mi cerebro.
Soy un efecto de tu causalidad
-soy amnesia-.
Todo es tan excitante...
... tan estresante.
Vivo asombrado; casi tanto
como cansado.
Y este amor ya no quiere más...
... tiene tantos matices.
Nunca estoy solo en mí mismo.
Aunque no siempre es divertido, ¿sabés?
Doy todo lo que puedo dar... y más.
-no guardo nada-.
Soy un producto de la espontaneidad.
Soy amnesia.
Todo es tan excitante...
... todo es tan estresante.