Y ahora parece que todo empieza a oler a tu piel.
Justo en el momento en que decidiste... desaparecer.
Y me pregunto qué vas a hacer allá,
qué esperás encontrar...
... hasta dónde creés que podés llegar,
huyendo de vos misma.
Quién va a llenar todas tus horas
y a dormir en tu pecho.
Y qué hago yo con este peso
sobre mi espalda
con todo lo que me perdí por volver a vos.
Cuando para lo único que alguna vez fui bueno... fue para esperarte.
Y parece que no la pasamos bien
todos estos años...
... y yo me pregunto por qué.
Mientras que vos sólo insistís en que fue culpa nuestra.
Y recordé que hoy me enteré,
desde tan lejos,
que ahora te gustan los libros y los caballos.
Y eso me da todo un nuevo marco
para entenderte.
Pero ya no la estoy pasando bien,
después de tantos años,
cuesta reconocer...
... no, no estoy bien.
Y si pudiera explicarte
que acá a dos cuadras de tu casa, sobre la avenida,
rodeado de gente, un espectáculo en vivo,
no me pasa ni el viento.
Pero frente a tu puerta...
... hace frío y flota esa magia
que presiento
dejaste bajo mi piel.
Y, ¿no entendés?,
hoy por hoy ya nadie intenta hacerte suyo.
Simplemente decidimos compartirte.
Y esto ya no es un hecho aislado, no...
... estamos desesperados.
Y recuerdo
que un día casi pude ver mi alma
recostada en tus piernas.
Y te rogué que no te movieras. Estabas
hermosa en tu calma...
... con tus labios de rocío, anunciando la borrasca.
Tus ojos verdes, de olas y arena.
Perfumando la eternidad con ese tacto que envenena.
Pero estoy tranquilo. Ese día
hice con angustia un nudo en mi corazón
para no olvidarte así...
... nunca más.
Y me pregunto que andarás haciendo allá, ahora
que todo empieza a oler a tu piel...
... justo en el momento en que decidiste
desaparecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario